Con este título nos presenta Ángela, monitora de Leioa, sus impresiones sobre su primera experiencia en el campamento de Chipiona. Los buenos recuerdos y momentos vividos son la tónica general de este testimonio que hoy compartimos con todos vosotros. Esperamos que lo disfrutéis.
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"Todo empezó hace varios
meses. Se nos propuso al grupo de monitores de Fuego Nuevo del colegio de Leioa
(todavía algo novatos) la posibilidad y después de vivirlo puedo decir que
también privilegio de acompañar y guiar a unos pequeños de 5º y 6º de primaria
durante unos días.
A partir de ese momento y de decidir
que Chipiona era el campamento al que iríamos, todo fue un no parar. No solo se
trataba de buscar juegos y ya está, sino que teníamos que conseguir
soprenderles y engancharles desde el minuto uno con cada una de las
actividades. La cuenta atrás llegó y
después de atravesar la península, llegamos a Chipiona. Un precampamento en el
que formamos una pequeña familia en la que no faltaban nuestras mamis adoptivas,
Clara y Marta, siempre atentas con los niños pero también lo estuvieron con
nosotros los monitores.
Y a pesar de que el precampamento
fue duro y frenético, mereció la pena, porque ver el 4 de julio a todos los
niños mirando a su alrededor con esas caritas de curiosidad y de ganas por empezar
ya esa nueva experiencia fue muy reconfortante.
Momentos para recordar
hay muchísimos. Pero quiero destacar que esos 15 días fueron maravillosos. Está
claro que todo se puede mejorar, pero creo que al final uno se queda con lo
bueno y eso es lo que hicimos todos, porque hubo muchas cosas buenas, muchas.
Y es que todavía me acuerdo de la
cara de cada pequeño, de lo mal que lo pasaban con las duchas de agua fría, del
pasillo repleto de peques saltando y bailando a todo volumen, de sus caras de
felicidad. Porque en eso se basaba el campamento y nuestra labor, no solo de
acercarles un poquito más a Dios, sino de conseguir que un pedacito de su
verano estuviera lleno de buenos momentos, de nuevas sensaciones, de nuevos
amigos.
Todo salió a pedir de
boca, o por lo menos eso intentamos todos. Tuvimos a grandes personitas con las
que sin ellos nada hubiera sido lo mismo. Y porque ellos también hicieron que
parte de nuestro verano, del de monitores y responsables, fuera aún más
especial. Porque es una experiencia que recomiendo vivir y de la que no me
arrepentiré jamás. Y bueno, alguien con la que me hubiera gustado compartir más
tiempo del campamento y que solo vino de visita, nos dijo que nos dejáramos
sorprender en cada momento. Y eso hicimos. Y porque donde hay un niño, hay un
trocito de futuro. Y porque jamás nos olvidaremos. Chipiona 2012, o “chipi”
para los amigos".
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Siempre alegra leer testimonios como este de Ángela. Pero la alegría y la fuerza que nos dan las experiencias de verano sirven para que ahora en septiembre volvamos con las pilas recargadas y sigamos adelante con el trabajo en Fuego Nuevo. Nos alegra muchísimo ver que cada vez estamos creciendo más y que los lazos de amistad entre Sevilla Madrid y Bilbao se hacen más fuertes.
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